Uno de los factores decisivos en apariencia es la cercanía al estilo y vocación del papado de Francisco; ahí pesa el hecho de que cuatro de cada cinco cardenales con voto, fueron nombrados por el pontífice que está ya siendo velado en el Vaticano
Durante los años que mi memoria guarda, he vivido el final de siete papados y estoy a punto de presenciar el inicio de un octavo. A por sus nombres civiles, viví a la distancia unos, y en grata cercanía otros, a Pacelli (Pio XII), Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyła, Ratzinger y Bergoglio. Hoy vamos a hablar del apellido del sucesor de Pancho, el argentino.
En todo este tiempo nunca se me hubiera ocurrido que la sucesión en el llamado trono de San Pedro fuese objeto de viles apuestas mercantiles, como si se tratase de carreras de caballos o combates de boxeo; hoy hay una empresa que se llama Polymarket, que se dice “el mayor mercado de predicciones del mundo”, que se dedica a compilar, comprar y vender, apuestas firmes en cualquier campo del quehacer humano. Desde los aranceles de Trump, la paz en Ucrania o el país ganador del concurso de canciones de Eurovisión. Lo que sea, incluyendo al futuro Papa.
Volveré a Polymarket, porque la pasarela pontificia ha comenzado en todos los medios. Sobre la mesa del papado no está solamente el nombre del sucesor; se trata de su procedencia, vínculos, compromisos, ideologías, militancias, simpatías y sus opuestos. Cosas que antes de que inicie el Cónclave se discuten desde hace rato por los 140 cardenales que eligirán en su encierro de la capilla Sixtina y también por los que no están convocados a esa cena del Señor.
Uno de los factores decisivos en apariencia es la cercanía al estilo y vocación del papado de Francisco; ahí pesa el hecho de que cuatro de cada cinco cardenales con voto, fueron nombrados por el pontífice que está ya siendo velado en el Vaticano. Aunque ese hecho no sea vinculante per se.
Según los medios, en los primeros cinco sitios de las preferencias se encuentran Pietro Parolin, Secretario de Estado de Vaticano y experto mediador internacional como en Vietnam y Latinoamerica; Matteo Maria Zuppi,arzobispo de Bolonia partidario de “tender puentes” a las comuniades LGBTE+ para que sigan en la iglesia; Luis Antonio Tagle y Golkin, moderado cardenal filipino; Gianbattista Pizzaballa -60 años- Patriarca Latino de Jerusalen, en pro de la paz en su zona, y Peter Erdö, de Hungría, que nació y creció en el mundo de Janos Kadar y es por lo mismo un radical anticomunista, quien cuenta con la simpatía del mayor grupo de cardenales, el de los europeos. A pesar de sus diferencias, todos elllos seguidores, más o menos, del humanismo de Francisco: cosa que se devela en cuanto se le coloca la mitra papal al elegido.
En el otro cachete también hay sus figuras.
Raymond Leo Burke. Cardenal norteamericano que es el más radical de la derecha dentro del catolicismo, permanentemente opuesto a Francisco y quiere volver a las misas en latin. Se le considera el Papa que Donald Trump sueña con tener. Peter Turkso, de Ghana, que fue finalista frente a Bergoglio en el Cónclave anterior, y sueña con ser el primer papa negro de la historia, al igual que otro conservador radical, Robert Sarah, de Guinea, apodado “el cardenal que desafió a Francisco”, dispuesto a meter reversa en toda la liturgia.
Luego hay los inadvertidos, enre los que puede estar “el tapado”. Como Reinhardt Marx, un alemán muy trucha para las finanzas, el canadiense Marc Ouellet, excelente administrador, o el austríaco Christoph Schoenborn, quien por ser hijo de padres divorciados defiende la idea de que los divorciados no sean apartados de la iglesia.
La película Cónclave, que recientemene se exhibió, o se sigue exhibiendo, en México, revela -hasta donde el Vaticano quiere que se revele- algo de la mecánica que adivinamos pasa tras las puertas de la Sixtina. Aunque todos sabemos que, como decía el Papa Pancho, todo puede suceder.
Regreso a Polymarket: en el último reporte que ayer ví, los números iban así: Parolin y Tagle 26%, Zuppu 10%, Erdö y Pizzahalla 9%, Turkso 7%, Sarah 4% y Burke 1%.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): La ausencia personal de Claudia Sheinbum en el funeral de Francisco, es una muestra de que no salimos del chovinismo de corral en política exterior. No se trata del entierro de un cura de rancho; es la oportunidad de poner a la representación mexicana a la altura y, eventualmente, aprovechar el viaje para las charlas de pasillo. ¿A poco creen en Palacio que Trump y Milei van al sepelio porque son muy católicos?