En el acta estenográfica de la sesión ordinaria de la H. Cámara de Senadores, celebrada el martes 12 de abril del presente año, bajo la presidencia de la senadora y vicepresidenta de la mesa directiva, la panista Rosa Adriana Díaz Lizama, se lee que a las 11:51 de la mañana, instruyó al Secretario de la … Continued
En el acta estenográfica de la sesión ordinaria de la H. Cámara de Senadores, celebrada el martes 12 de abril del presente año, bajo la presidencia de la senadora y vicepresidenta de la mesa directiva, la panista Rosa Adriana Díaz Lizama, se lee que a las 11:51 de la mañana, instruyó al Secretario de la sesión, senador Luis Humberto Fernández Fuentes, para que informara a la Asamblea el resultado del cómputo de asistencia de “los señores senadores”.
Según el registro de asistencia, se acreditaron 78 ciudadanas y ciudadanos senadores, en consecuencia: “Hay quorum señora presidenta” (si asistieron 78 Senadores de los 128 que forman la Cámara, significa que apenas y se rebasó 60% del total. ¿Dónde andaban los 50 ciudadanos y ciudadanas senadores faltistas? ¿Se les va a descontar el día?).
Fueron varios los temas abordados por las legisladoras y los legisladores. Más adelante, en el acta estenográfica a la que recurrí para ilustrar esta especie de crónica, veo que hubo un cambio en el presídium: uno de los vicepresidentes de la actual mesa directiva, el priista Arturo Zamora Jiménez, sustituyó a su homóloga Rosa Adriana Díaz Lizama. Aquí sí no supe el porqué del cambio. Asumo que al no estar el presidente, los vicepresidentes se turnan para presidir las sesiones.
Ya presidía Zamora Jiménez, estaba en la tribuna Ana Gabriela Guevara -senadora que tiene el récord de subir a la tribuna no con la mayor frecuencia pero sí con la mayor velocidad— cuando algunos senadores se salieron del recinto, en cuya antesala se suscitó el desorden provocado por la presencia de una docena de luchadores, enmascarados la mayoría, a quienes los que abandonaron la sesión recibieron con un entusiasmo de párvulos. Selfies y fotografías grupales, algunos estaban deseosos de aprender alguna llave con la cual derrotar a sus adversarios. Cuando menos querían perfeccionar la técnica de patear al contrincante por debajo de la mesa sin dejar de sonreírle al receptor.
El senador priista jalisciense Jesús Casillas Romero fue quien llevó al Senado a la troupe de artistas del pancracio. Al ver el entusiasmo que los visitantes provocaron entre sus colegas legisladores, comenzó a imaginar una serie de luchas que se podrían llevar a cabo entre los mismos legisladores, pensó en varias combinaciones y títulos. Los encuentros pueden darse hasta entre luchadores del mismo partido —pensó. Un encuentro natural sería entre los blanquiazules Roberto Gil contra Ernesto Cordero. Un combate que tendría como objetivo saber quién es el mero líder charro en el Senado sería el de Carlos Romero Deschamps contra Joel Ayala (este encuentro es difícil de concertar porque ambos líderes faltan muy seguido a la Cámara y para que coincidan uno con el otro está café). Se podría recurrir a alguien de fuera, por ejemplo Martín Esparza, enmascarado con el nombre del Kilovatio, contra Javier Lozano Alarcón, que tiene vocación para el pleito. Un encuentro entre guerrerenses: Armando el Jaguar Ríos Piter contra Sofío Ramírez Hernández. Podría efectuarse una lucha, bigote contra barba, entre el rudísimo tricolor Emilio Gamboa contra el perredista Alejandro Encinas —aunque no son del mismo peso. En la magna función tiene que estar Jorge Emilio González el Niño Verde, él tendría dos opciones para su enfrentamiento: una, contratar como actuación especial al profesional apodado Mascarita Sagrada, o bien, luchar contra el veterano de mayor experiencia en la Cámara: Manuel Bartlett.
Por supuesto que la imaginación de Casillas, como promotor de lucha libre, no puede dejar fuera del programa a las mujeres. Piensa en una sensacional de relevos entre Luisa María Calderón y su compañera Mariana Gómez Martín del Campo, contra la perredista Dolores Padierna, haciendo pareja con la petista Layda Sansores Pérez. Por último, una lucha light, ésta es más con el propósito de sacar una Reina de la Simpatía o una Miss Fotogenia, se trata del enfrentamiento entre guapas, la panista Gabriela Cuevas contra la perredista Iris Vianey Mendoza.
En esto pensaba Casillas, cuando escuchó la voz de Zamora Jiménez: “Esta presidencia le da la más cordial bienvenida a un grupo de deportistas y profesionales de la lucha libre, invitados por el senador Jesús Casillas”. El mencionado entró al recinto acompañado de Brazo de Oro, Atlantis, Shocker, Blue Panther, Dragón Rojo, Hechicero, Último Guerrero, La Máscara, Hefesto, Rey Escorpión, Mefistho y Cráneo.
Al hacer uso de la palabra, el legislador jalisciense hizo la apología de la lucha libre: “Podemos decir que la lucha libre es cultura, espectáculo y recreación, lo que la convierte en el deporte nacional por excelencia en México” (…) “Es por eso que los Senadores Ana Gabriela Guevara Espinoza, Ivonne Liliana Álvarez García, Lilia Guadalupe Merodio Reza, Anabel Acosta Islas, y el de la voz, acudimos a esta honorable soberanía a efecto de proponer el siguiente proyecto de decreto”:
Único. El Honorable Congreso de la Unión declara el 21 de septiembre de cada año como el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional.
Sólo le faltó al Senador Casillas consultar el calendario de la ONU, que durante el año dedica algunos días a eventos y temas varios. Precisamente el 21 de septiembre la ONU lo tiene designado como el Día Internacional de la Paz.
Del discurso del senador Casillas entresaco una definición que es una joya en un país como el nuestro, donde todo es simulacro y apariencia: la lucha libre ha sido reconocida como “la más honesta de las simulaciones”.
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